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¿Dónde comer encebollado como se debe?
Es el favorito de muchos ecuatorianos y conquista a personas de todas las edades, ya sea por su precio accesible, sus porciones generosas o, por supuesto, su inconfundible sabor.

María F. Salas

El encebollado no es solo un plato típico, es casi un ritual ecuatoriano. Basta con caminar por ciertas calles de la Costa para escuchar el sonido metálico de los ‘tricicleros’ golpeando sus carritos mientras gritan con fuerza: “¡Encebolladooo!”, atrayendo a vecinos que ya reconocen ese llamado inconfundible.
Este plato se suele servir al pique y pase, llega caliente, en bandejas de porcelana y con cucharas que se lavan ahí mismo, listas para el siguiente cliente. Se lo come de pie o agachadito, como le gusta al costeño disfrutar de lo sabroso y sencillo.

¿Su magia? Una combinación poderosa de ingredientes: yuca suave, albacora fresca, cebolla colorada encurtida y hierbas aromáticas. A eso se le suma lo que el comensal prefiera: unas gotas de limón, un chorrito de aceite o ese ají casero que levanta hasta el ánimo más dormido.
Y si hay algo que realmente enciende pasiones es su acompañamiento. ¿Con qué se come el encebollado? Aquí no hay consenso: hay quienes juran que con chifle es la única manera correcta; otros prefieren pan, arroz o el polémico canguil. Algunos incluso le agregan maíz tostado. Todo es válido cuando se trata de potenciar ese sabor que nos conecta con nuestras raíces.
No sabemos con certeza en qué momento el encebollado pasó de ser un plato popular a convertirse en parte esencial de la identidad ecuatoriana. Lo que sí sabemos es que no hay ecuatoriano que no tenga su encebollado favorito, ni rincón del país donde no se celebre este platillo con orgullo. ¿Quieres recomendaciones para probar un buen encebollado? Nosotros te contamos dónde encontrarlo.
Danilo Restaurante
Las fiestas julianas son la excusa perfecta para disfrutar de uno de los platos más representativos de la gastronomía guayaquileña: el encebollado. Ya sea en su versión clásica, colorado, sin yuca, con acompañantes exóticos o incluso sin cebolla, este plato resume la identidad diversa y sabrosa de Guayaquil.
En 1975, en el sur de la ciudad, nació Danilo Restaurante, un pequeño local que con el tiempo se convirtió en un referente para los amantes del encebollado. Actualmente, el negocio es liderado por Danilo Jr. y Jairo, quienes mantienen viva la esencia de su fundador, Daniel Antepara. La receta conserva sus elementos tradicionales: pescado fresco del día, yuca suave, fondo de pescado casero y un refrito especial. El toque final lo dan la cebolla encurtida, el cilantro fresco y unas gotas de ají, todo acompañado de chifle crujiente, como dicta la tradición costeña.

Jairo, uno de los administradores, cuenta que los gustos de los clientes han evolucionado, a tal punto que algunos piden versiones personalizadas, como una ocasión en la que un comensal solicitó que todo se sirviera cernido, solo el caldo. Danilo Restaurante cuenta con varios locales. En el sur atiende de 07:00 a 15:30 en la esquina de Ambato y Colombia; en el norte, de 08:00 a 16:00 en Plaza Dañín y Miguel H. Alcívar; y en La Aurora, los horarios son de miércoles a viernes de 08:00 a 17:00, y sábados y domingos de 07:00 a 17:00, en Alfredo Adum y 18 de Agosto.
Picantería Cordero Jr.
En 2009, en la esquina de las calles Calicuchima y Coronel, nació un pequeño local que dos años más tarde se trasladó a Calicuchima 327 y Chimborazo. Hoy, con 16 años de trayectoria, Picantería Cordero Jr. se ha consolidado como uno de los destinos infaltables para los amantes del encebollado en Guayaquil. Su historia está ligada a una tradición familiar de más de cuatro décadas, heredada de la reconocida Picantería Cordero.

Agustín Cordero, propietario del local, destaca que el encebollado que sirven tiene un sello particular: es preparado con pocos condimentos, bajo en grasa y, según sus clientes, tiene un estilo «light«. Sin embargo, como buen guayaco, se adapta al gusto del comensal: puede servirse sin cebolla, sin yuca. Cordero cuenta que, a lo largo de los años, ha visto a clientes combinar su encebollado con acompañamientos tan diversos como bolón de chicharrón, mote, choclo, haba e incluso pan de dulce.
El local atiende de lunes a domingo desde las 07:30 hasta las 12:30. El encebollado cuesta $ 3,50, y se puede complementar con pan por $ 0,25, chifle por $ 0,75 y bebida por el mismo valor. Un punto de encuentro obligado para quienes quieren empezar el día al estilo guayaco, con sabor y tradición. (I)

María F. Salas
Joven periodista apasionada por la profesión y amante de la repostería. Explora el mundo de las cocinas para crear historias deliciosas que fusionen su pasión por la escritura con su amor por los sabores.