El arroz con menestra es un ícono de la cocina guayaquileña 

El arroz con menestra tiene sus raíces en la combinación de ingredientes locales y técnicas culinarias que se remontan a la época colonial. La menestra, que es un guiso de legumbres como lentejas, frejoles, arvejas, habas o garbanzos, se originó a partir de la influencia española, combinada con los productos locales y las técnicas culinarias indígenas. 

Con el paso del tiempo, el arroz con menestra se ha consolidado como un plato esencial en la dieta de los guayaquileños. Su popularidad se debe a su sabor reconfortante y a la capacidad de satisfacer el apetito con ingredientes accesibles y nutritivos. 

No es ninguna sorpresa que al recorrer las calles de la ciudad haya gente desayunando un plato de estos en algún comedor popular o comiéndolo a media mañana, almorzando uno de estos acompañado de un buen pedazo de carne asada, frita o a la parrilla (o pollo, chuleta, pescado, chorizos o salchichas), o terminando la jornada en casa o en un restaurante con la deliciosa mezcla de lentejas con arroz, una proteína y patacones. 

El arroz con menestra es un plato que no conoce de clases sociales, lo comen todos. Aunque su receta básica es bien conocida, existen variaciones regionales y familiares. Para algunos, la menestra debe ser con frejoles en lugar de lentejas. En algunos casos, los granos están bastante deshechos, lo que hace que la menestra tenga una textura y apariencia de un puré algo líquido. 

No falta el que le añade mariscos o el que no lo come con carne. En ocasiones, los patacones son reemplazados por maduros y también se agrega una ensalada fresca. Lo cierto es que la menestra siempre se distingue por su sabor a especias como el comino y el achiote que le dan un color y sabor distintivos. 

Menestra ayer, hoy y siempre

El arroz con menestra es un plato omnipresente en la cocina guayaquileña y se puede encontrar en una gran variedad de lugares, desde restaurantes de alta cocina hasta puestos de mercado y de comida callejera. Muy populares son Las Menestras de Pocha en el norte de Guayaquil o las de La Nana, al sur. 

Según el libro Guayaquil a fuego lento, la venta de este plato no siempre fue tan generalizada como ahora, ya que hasta mediados del siglo pasado se disfrutaba exclusiva y familiarmente en casa y solo por las tardes a la hora de la “merienda”. 

“En los recuerdos de algunos está que no fue sino hasta esa época que este guiso se hizo ‘público’ entre los porteños cuando un restaurante llamado Flamingo, ubicado en la avenida 9 de Octubre y Boyacá, comenzó a venderlo a partir de las 18h30 y fue un éxito absoluto”, se explica en esta obra publicada por La Escuela de los Chefs en 2017, en el que se cuenta que dicho plato costaba seis sucres. 

Durante las fiestas de la fundación de Guayaquil, este plato es especialmente popular, y muchos restaurantes ofrecen su versión especial para celebrar, pues familias y amigos se reúnen para disfrutar de este plato, sin contar que también se organizan festivales culinarios en los que se pueden degustar versiones que muestran la creatividad y diversidad culinaria de la región. 

La menestra original y tradicional era preparada al carbón o leña y en olla de barro. Así se hacía hasta mediados del siglo XX, algo que potenciaba su sabor y le daba un toque especial y único. (I)