Fiestas
El vino y el queso tuvieron sus fiestas
Esta combinación que ha deleitado los paladares durante siglos tiene una fecha en el calendario para rendir homenaje a estos dos manjares que, juntos, ofrecen una experiencia sensorial inigualable. ¿Qué los hace tan especiales?
Alexandra Zurita
El Día Internacional del Vino y el Queso no tiene un origen formalmente documentado como sucede con otros productos, pero es una fecha que se ha popularizado en la última década gracias a la creciente apreciación por la gastronomía y las tradiciones culinarias. La ocasión se ha convertido en una oportunidad para que aficionados y expertos disfruten de una combinación de estos alimentos en catas, reuniones y eventos sociales alrededor del mundo.
La elección del 25 de julio para celebrar esta festividad puede deberse a la temporada alta de cosecha de uvas en muchas regiones vinícolas, así como la abundancia de leche y queso frescos en el verano. En algunas culturas, el mes de julio está asociado con festividades que giran en torno a la comida y la bebida, lo que puede haber influido en la elección de esta fecha.
La producción de vino se remonta a más de ocho mil años, pues los antiguos egipcios, griegos y romanos ya producían vino. Existen miles de variedades de uvas que producen una gran diversidad de vinos, entre ellos el tinto que contiene antioxidantes beneficiosos para la salud cardiovascular si se consume con moderación.
Un día para un buen vino con un buen queso
Esta fecha puede ser la excusa perfecta para reunirse en casa con amigos y disfrutar de una comida o cena con vino y queso como protagonistas. Hay sitios en los que, a propósito de la celebración, se realizan catas, degustaciones, festivales y ferias dedicadas a estos productos.
Cualquiera que sea el caso, es importante que el maridaje entre vino y queso sea una experiencia deliciosa y enriquecedora, y esto se logra obteniendo un equilibrio perfecto entre ambos, para lo que hay que considerar varios factores:
- Perfil del sabor del queso
- Quesos suaves y cremosos. Estos quesos tienden a combinar bien con vinos blancos ligeros o espumosos. Los vinos como el Chardonnay o un Prosecco pueden complementar la suavidad y cremosidad del queso. En este grupo entran el brie y el camembert.
- Quesos fuertes y curados. Los quesos con sabores más intensos combinan con vinos tintos más robustos o con vinos dulces. El queso Roquefort o el Stilton van bien con un vino de Oporto o un Cabernet Sauvignon.
- Intensidad del vino y el queso
La intensidad del queso y el vino debe ser equilibrada. Un vino robusto con mucho cuerpo puede opacar a un queso suave, mientras que un vino ligero puede no ser suficiente para acompañar un queso fuerte. Vino y queso deben tener una intensidad similar.
- Acidez y grasitud
- Vinos ácidos: los quesos grasos y cremosos, como el queso de cabra, se benefician de los vinos con buena acidez porque esto ayuda a cortar la grasa del queso, creando un equilibrio agradable al paladar. En este grupo entran el Sauvignon Blanc y el Chianti.
- Grasas y suavidad: un vino con buena acidez o con burbujas es ideal para limpiar el paladar y evitar que la grasa de un queso muy graso sea abrumadora.
- Textura del queso
- Quesos duros y curados: el Parmigiano-Reggiano o el Manchego tienen textura firme y seca, por lo que les va bien un vino tinto con cuerpo o un blanco estructurado. Opciones acertadas son el Cabernet Sauvignon y el Chardonnay.
- Quesos cremosos: el mascarpone marida bien con un vino espumoso o un blanco ligero que no dominan la textura suave del queso.
- Complementos y contrastes
- Hay que buscar vinos que complementen los sabores del queso, como un queso Manchego, de textura firme cuyo sabor puede variar de suave a intenso, con un vino Tempranillo que tiene un perfil afrutado con notas de cereza, ciruela y un toque de especias y cuero.
- También se puede contrastar un vino ácido con la riqueza de un queso cremoso o uno dulce con un queso curado para equilibrar su sabor salado.
- Regiones y tradiciones
Los quesos y vinos de la misma región suelen maridar bien, debido que las tradiciones locales han desarrollado combinaciones que funcionan armoniosamente. Un vino Chianti de la Toscana combina bien con un queso Pecorino, ambos italianos.
Para elegir una combinación que no falla…
- Brie y Chardonnay
- Gouda y Merlot
- Queso azul y Oporto
- Camembert y Pinot Noir
- Gruyère y Sauvignon Blanc
- Roquefort y Sauternes
- Queso Asiago y vino Zinfandel
Esta fecha es una excelente oportunidad para celebrar y disfrutar de estas delicias de la gastronomía mundial que no solo permite experimentar nuevas combinaciones y sabores, sino que también apoya a productores locales y mantener vigente la tradición culinaria.
El queso se ha consumido desde hace más de siete mil años y se cree que los antiguos griegos y romanos ya tenían sofisticadas técnicas para producir queso. Aunque su proceso de elaboración básico es simple (leche, cuajo y sal), la técnica varía ampliamente y afecta el sabor y textura final del queso. (I)
Alexandra Zurita
Periodista con más de 20 años de experiencia, 10 de ellos en contenidos gastronómicos. Sin recetas secretas frente al teclado, escribir nunca supo tan bien como ahora.