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La «airfryer» en su mejor momento
No es un electrodoméstico reciente y aunque se llama freidora de aire no fríe los alimentos porque en realidad es un horno. Entonces, ¿por qué está tan de moda?
Alexandra Zurita
El confinamiento durante la pandemia nos dejó muchas cosas. Una de ellas fue la airfryer, esa pequeña freidora de aire que se popularizó mientras la gente pasaba todo el tiempo en casa, algunos experimentando en la cocina.
Poco a poco, miles de publicaciones en redes sociales, videos y tutoriales en Youtube, reseñas y más fueron convirtiendo a este pequeño aparato en un objeto de deseo: porque facilita la cocción, porque es más saludable, porque ahorra tiempo, porque es fácil de limpiar… ¡porque todos la tienen!
Los innumerables hashtags, recetarios, grupos de Facebook y videos por doquier para sacarle provecho hablan de su impacto y popularidad. Al parecer, llegó para quedarse.
Menos aceite, más airfryer
La airfryer no es nueva. En 2005, un inventor neerlandés empezó a trabajar en un prototipo de horno que le permitiera hacer papas a la francesa crujientes sin tener que sumergirlas en aceite. En 2010 la presentó oficialmente en una feria de productos electrónicos y cinco años después ya era líder del mercado, gracias a que se hizo énfasis en que permitía llevar una dieta más saludable.
Desde entonces ha calado fuertemente en la vida no solo de quienes buscan cocinar más fácilmente y en menos tiempo, sino en la de nuevas estrellas de redes sociales que comparten recetas y usos para preparar un sinnúmero de alimentos en esta “freidora” que en algunos hogares ha desplazado al horno convencional y al microondas.
Ante la duda…
¿Fríe o no?
No, porque es un horno de convección pequeño que hace circular aire caliente, es decir que hornea los alimentos.
¿Qué puede hacer?
Cocinar, hornear, asar, gratinar, calentar comida congelada, recalentar comida guardada
de varios días, hacer postres.
¿Por qué es más rápido que otros hornos?
Porque debido a su tamaño alcanza altas temperaturas en minutos y empieza a funcionar antes que un horno convencional. Además, cocina más rápido porque su ventilador ayuda a empujar y mover el calor.
¿Se justifica su compra?
Si hay que cocinar poca cantidad es mucho mejor que usar el horno convencional que consume más electricidad por su tamaño y por el tiempo de precalentado. Ensucia menos y utiliza un mínimo de aceite en las preparaciones. (I)
Alexandra Zurita
Periodista con más de 20 años de experiencia, 10 de ellos en contenidos gastronómicos. Sin recetas secretas frente al teclado, escribir nunca supo tan bien como ahora.