Restaurantes solo para adultos: ¿refugio de paz o discriminación?

Sobre todo en Europa, en años recientes han aparecido y proliferado restaurantes con la etiqueta de “solo para adultos” que no son más que aquellos que no permiten la entrada a menores de 18 años, con la intención principal de crear un ambiente tranquilo y sofisticado, ideal para cenas románticas, reuniones de negocios o simplemente para quienes buscan disfrutar de una comida sin el bullicio asociado a la presencia de niños. 

Esta tendencia comenzó a ganar notoriedad particularmente en Alemania y España, a principios de la década de 2010. Uno de los pioneros fue el restaurante Oma’s Küche en Alemania, que en 2018 decidió prohibir la entrada a niños menores de 14 años después de las 5 de la tarde, citando preocupaciones por el ruido y el comportamiento disruptivo. 

En Estados Unidos, la tendencia se ha ido consolidando con restaurantes como Caruso’s en California y The Lark en Santa Bárbara, que han implementado políticas similares, alegando que la experiencia gastronómica de los adultos debe ser priorizada. 

Además, hay también importantes cadenas de restaurantes que han experimentado con el tema. En Suecia, McDonald’s abrió un concepto de restaurante solo para adultos, donde se ofrece un ambiente más elegante y un menú exclusivo. En Japón, algunos restaurantes de alta cocina también han adoptado esta política. 

¿Es legal prohibir la entrada a los niños?

La legalidad de estas políticas varía según el país. En Estados Unidos no existe una ley federal que prohíba a los restaurantes restringir la entrada de niños, dejando esta decisión a discreción de los propietarios. 

Sin embargo, en España, aunque no hay una legislación específica, algunas comunidades autónomas pueden considerar estas restricciones como discriminación si no están justificadas adecuadamente. Para evitar infringir la ley, los establecimientos deben adoptar ciertas medidas: 

• Presentar una justificación clara, objetiva y razonable para excluir niños, lo que puede incluir razones de seguridad, la necesidad de mantener un ambiente tranquilo o la naturaleza del servicio ofrecido. 
• Comunicar con claridad al público su política, tanto en la entrada del local como en su sitio web y materiales promocionales, lo que asegura que los clientes estén informados antes de intentar acceder al restaurante. 
• Algunos restaurantes optan por crear áreas específicas dentro del establecimiento (salones privados o secciones solo para adultos), donde no se permita la entrada de niños, en lugar de prohibir su acceso por completo. 
• Organizar eventos específicos solo para adultos puede ser una forma de implementar la política sin generar una prohibición general, como noches temáticas o cenas especiales con la entrada restringida para mayores de edad. 

En Ecuador no es común encontrar restaurantes con esta política y la ley no aborda específicamente este tema, aunque las regulaciones de discriminación podrían entrar en juego. La discriminación por edad está regulada por diversas leyes que buscan garantizar la igualdad, como la Constitución de la República del Ecuador y la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor.

Para algunos no es discriminatorio, sino una necesidad 

La controversia principal radica en si estas políticas son discriminatorias. Los defensores argumentan que los adultos tienen derecho a un espacio libre de ruido y distracciones, mientras que los críticos consideran que prohibir la entrada a niños es una forma de discriminación injusta. 

Organizaciones de derechos civiles han señalado que estas prácticas podrían perpetuar actitudes negativas hacia las familias con niños. En Alemania, la decisión de Oma’s Küche generó un amplio debate mediático con muchos padres expresando su descontento en redes sociales y algunos incluso organizando protestas frente al restaurante. 

En contraste, otros locales han visto un incremento en su popularidad tras implementar estas políticas, sugiriendo que hay un mercado considerable para este tipo de experiencias, tal como ha sucedido en el mercado de los cruceros y los hoteles solo para adultos. 

A pesar de la polémica, muchos adultos han acogido positivamente esta tendencia, valorando la posibilidad de disfrutar de una comida en un entorno tranquilo. Los restaurantes que han adoptado esta política reportan, en su mayoría, una clientela satisfecha y un aumento en la fidelidad de sus clientes. 

El futuro de esta tendencia parece prometedor, especialmente en zonas urbanas y turísticas donde la demanda de experiencias exclusivas sigue en aumento. Sin embargo, el equilibrio entre satisfacer a estos clientes y evitar la discriminación será clave para su sostenibilidad a largo plazo. (I)