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Si quiere aprovechar los maduros muy maduros, haga chucula 

Una forma de ahorrar es aprovechar al máximo los alimentos que tenemos en casa. Cuando un maduro está muy maduro y pensemos que ya no sirve es momento de poner “manos a la olla” y preparar esta ancestral bebida.

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Alexandra Zurita

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Para algunos forma parte de un recuerdo de la infancia o de la casa de la abuela y para otros, aún es una constante en sus vidas. Es la chucula, una colada espesa dulce hecha con plátano maduro que ha sido el alimento de miles de familias –y de niños en tiempo de exámenes–  a lo largo del tiempo y que es una de las tradiciones culinarias más arraigadas entre los pueblos indígenas.

Aunque en Colombia hay una bebida con el mismo nombre, pero preparada con cacao tostado molido, harina de cereales, panela y especias, la chucula ecuatoriana es originaria de la Amazonía y que según el Atlas Alimentario de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes es habitual en la dieta de los Siona, un grupo indígena del noreste del país, en la provincia de Sucumbíos.

Entre la comunidad Siona hay una leyenda sobre la chucula que dice que un hombre salió a cazar y su hermano fue con malas intenciones a visitar a la esposa de este. Ella le ofreció una taza de chucula, diciéndole que debía beberlo rápidamente, y él así lo hizo sin saber que la bebida estaba muy caliente. Se quemó todo el cuerpo y murió. Es una historia que pretende enseñar que la chucula y los postres se disfrutan lentamente. Y que las esposas ajenas se respetan. 

Según el escritor e investigador gastronómico Julio Pazos Barrera, autor de varios libros sobre la cocina ecuatoriana, “la chucula proviene del cayapa, lengua anterior a la presencia quichua y es una colada de plátano maduro. En tiempo remoto debió ser choclo molido o yuca majada, puesto que el plátano lo introdujo Tomás de Berlanga en el siglo XVI”. Esto nos deja ver que es una bebida preincaica con influencia de la conquista española

Si hay algo que llama la atención, debido a lo mencionado antes de su pasado indígena y su presencia en el oriente ecuatoriano, es que hay un lugar de la Costa que se lo denomina “la cuna de la chucula”. Se trata de Balzar, un cantón al norte de la provincia del Guayas, en que esta nutritiva bebida forma parte de la vida diaria de los balzareños, a quienes se les dice “come chucula”. Incluso, es cierto aquello de que al hacerlo así ellos responden: “Con orgullo y gracias a Dios”. 

Hacer chucula es una forma deliciosa de darle uso a unos maduros muy maduros para no tener que desecharlos. Adicionalmente, se necesitan ramas de canela, queso fresco rallado, azúcar, leche, esencia de vainilla y agua. Los plátanos se cocinan a fuego lento en una olla con agua, canela y azúcar. Tras retirar la canela, se licua o se disuelven los maduros usando un molinillo hasta deshacerlos, se mezcla con la leche y el queso y se sirve caliente o frío. 

Aunque es un plato de casa, hay lugares en la ciudad que venden esta bebida. Uno de ellos es Sabor Típico Manabita, en Sauces 8, o Verde Maní, en Urdesa, que lo ofrece en unos frascos a manera de pots, algo que hace fácil llevarlo a todas partes. (I)

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Alexandra Zurita

Periodista con más de 20 años de experiencia, 10 de ellos en contenidos gastronómicos. Sin recetas secretas frente al teclado, escribir nunca supo tan bien como ahora.

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