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Resbaladera: la bebida tradicional que nació entre charlas guayaquileñas
Guayaquil, donde los días calurosos y de intenso sol son más frecuentes de lo que quisiéramos, es la cuna de una deliciosa, ligera y dulce bebida que a pesar del paso del tiempo se resiste a morir y aún tiene sus fanáticos.
Alexandra Zurita
Desde principios del siglo XX, los guayaquileños disfrutan de una bebida refrescante hecha con arroz cocinado con especias y cuyo nombre es también llamativo: la resbaladera. No hay datos exactos de su origen, pero la tradición sitúa sus raíces en las tertulias de damas guayaquileñas, quienes en sus casas ofrecían a sus visitantes una chicha de arroz que en algún momento se mezcló con helado de vainilla, lo que le dio un sabor único a esta nueva bebida que ha perdurado a lo largo del tiempo.
Su popularidad hizo que pasara de los hogares a locales cercanos al río Guayas, a mercados y quioscos, donde empezó a venderse y se convirtió en parte de la identidad culinaria de la ciudad. El hecho de que no necesitara el acostumbrado proceso de fermentación de las chichas, hizo que muchos apostaran por esta bebida para hacerla parte de sus negocios.
Y aunque su popularidad ha disminuido con el tiempo, debido al aumento de bebidas gaseosas, su legado sigue siendo apreciado por los amantes de la tradición culinaria guayaquileña.
La elaboración de la resbaladera es un proceso artesanal que implica remojar el arroz por varias horas, cocinarlo con especias, combinar el extracto resultante con agua al gusto, y añadir ingredientes como leche, canela, clavo de olor y otros. Se sirve en vasos de vidrio largos con mucho hielo y se acompaña, generalmente, con empanadas, bollos, patacones o dulces tradicionales.
Su aroma a clavo de olor, canela y otras especias y su sabor dulce, pero no empalagoso, permite que se disfrute en cualquier momento. En Guayaquil, locales como La Tradicional y La Chicha Resbaladera de Rosita Armendaño la venden en grandes cantidades, pues muchos se detienen frente a estos, ya sea a pie o en auto, para “matar la sed” tomando un vaso antes de continuar con sus actividades regulares.
Dar un giro moderno a una costumbre antigua
Si bien es una bebida tradicional de larga data, los que gustan de experimentar en la cocina se arriesgan con nuevos ingredientes y técnicas para crear sus propias versiones de la resbaladera. Una de esas formas, por ejemplo, es sustituyendo el azúcar por miel o estevia, o usando leches vegetales para quienes tienen intolerancia a la lactosa. También podrían usarse licuadoras de alta potencia para obtener una textura más suave y homogénea, o utilizar métodos de infusión en frío para resaltar sabores y aromas de los ingredientes.
Por otro lado, una forma más atractiva de servir resbaladera podría hacer que su consumo aumente, tanto en hogares como en restaurantes. Usar envases creativos, como tarros de cristal o copas de cóctel, mejoraría la experiencia de consumo, lo que sería más memorable si se acompaña con guarniciones innovadoras, como espuma de canela, frutas deshidratadas o trozos de chocolate para añadir elementos visuales y sensoriales atractivos. (I)
Alexandra Zurita
Periodista con más de 20 años de experiencia, 10 de ellos en contenidos gastronómicos. Sin recetas secretas frente al teclado, escribir nunca supo tan bien como ahora.