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Copas: su tamaño y su forma tienen un porqué

Llegamos a una cena formal y nos topamos con varias copas frente a nosotros y no siempre sabemos para qué es cada una. Reconocer sus características nos ayudará a saber distinguirlas.

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Alexandra Zurita

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Al pensar en copas, generalmente visualizamos la que suele usarse para vino tinto, pero si nos detenemos un poco en el tema nos daremos cuenta de que conocemos o hemos visto distintos modelos y, en ocasiones, nos confundimos en su uso. 

Ya sea que asistamos a una cena formal o que nos toque poner la mesa para una, hay que saber que hay tres copas básicas: la de agua, la de vino tinto y la de vino blanco. 

  • Copa de agua: Es la más grande de todas y, por lo tanto, la más fácil de reconocer. Además de su tamaño, se diferencia de las demás porque es ligeramente abombada.
  • Copa de vino tinto: Puede confundirse con la de agua porque en los últimos tiempos hay más copas de vino tinto que son muy grandes y tradicionalmente ha sido más pequeña. Sin embargo, ante la moda de las copas de vino tinto de gran tamaño, para reconocerla hay que fijarse en su boca que es más estrecha que la de agua porque así retienen mejor los aromas de la bebida. Otra forma de saber cuál es la copa de vino tinto es que esta se coloca a la derecha de la copa de agua. 
  • Copa de vino blanco: Es más pequeña y estilizada que la de tinto y sirve para vino blanco o rosado. En la mesa está ubicada a la derecha de la copa de vino tinto. 

¿Por qué son diferentes entre sí?

La forma de una copa tiene una razón de ser y no se trata de un capricho de diseñador o algo comercial. La copa de vino tinto es ancha, grande y abombada porque así se oxigena mejor el vino, mientras que la de vino blanco es más pequeña y estrecha para que el vino se mantenga frío por más tiempo, razón por la que el tallo debe ser más largo. Para el vino rosado lo mejor es una copa un poco más grande que la de blanco porque permite percibir mejor las propiedades organolépticas de la bebida. 

No se trata solo del tamaño y de la forma de las copas, sino también de su material. El cristal debe ser de buena calidad para que haya una mejor resistencia a los cambios de temperatura, y transparente e incoloro para apreciar mejor el color del vino y su pureza. Si el tipo de copa, el tamaño, el color y el lugar donde se guarda la copa son los adecuados, no es necesario que el cristal sea el más caro del mercado para que sea mejor.  

Pero también hay otras copas…

  • Champagne, espumante o cava: Es alta y estilizada con el fin de que conserve mejor las burbujas de la bebida. Si se coloca en la mesa, va a la derecha de la copa de vino blanco. 
  • Coñac: Es una de las más fáciles de reconocer por su forma abombada y de baja altura. Tiene boca estrecha y cuerpo ancho para retener mejor el aroma. 
  • Cerveza: Muchos piensan que esta bebida se sirve únicamente en jarro de cristal, pero hay copas para esta. Lo importante es que sea un poco ancha en la parte baja que se va estrechando hacia arriba, pero con la boca con un poco de apertura para facilitar la formación de la espuma. 
  • Martini: Es una copa clásica y muy reconocible por su forma de triángulo invertido que también se usa para otros cocteles, como el cosmopolitan, el manhattan y el daiquiri. Esta copa de boca ancha y tallo largo no se recomienda para bebidas con hielo.
  • Gin tonic: Esta bebida que se volvió muy popular en los últimos diez años se sirve en una copa balón o globo, un gran tamaño que permite dar espacio suficiente para que la ginebra y el agua tónica se mezclen mejor. Además, la boca que tiene ayuda a apreciar mejor los aromas. Es la copa perfecta para tomar spritz. 
  • Piña colada: Esta y otras bebidas tropicales o sin alcohol se sirven muy bien la copa huracán, pues su gran capacidad, cuerpo ondulado, tallo corto y boca algo grande la hacen vistosa y permiten colocar decoraciones a la bebida.
  • Margarita: Su forma de doble cuenco, boca ancha y tallo largo la hace ideal para las bebidas heladas o granizadas. 

¿Son necesarias tantas copas diferentes? 

La Escuela de Coctelería de Madrid, en España, asegura en su web que las distintas copas y vasos de bebidas son importantes no solo por el primer impacto visual que “genera emociones y sensaciones en los consumidores”, sino que también “el tipo de vaso o copa puede cambiar la percepción del sabor”.  

La institución hace énfasis en la calidad del cristal, “debido a que cuanto mayor sea esta, más disfrutará el consumidor de la experiencia de saborearlo. Debe ser un cristal completamente transparente para poder apreciar los colores y matices de un coctel”. 

Por otro lado, señala que la forma de ciertas copas no solo es un tema de estética, sino que permite preservar mejor los aromas y la temperatura de la bebida. 

Limpiar y guardar bien las copas asegura que no se generen olores que luego interfieran con los aromas y sabores de los vinos. Tanto el lugar de almacenamiento como los productos de limpieza deben ser inodoros. (I)

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Alexandra Zurita

Periodista con más de 20 años de experiencia, 10 de ellos en contenidos gastronómicos. Sin recetas secretas frente al teclado, escribir nunca supo tan bien como ahora.

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